Nunca Te Grabes Al Dormir
Historias de Terror Para No DormirJanuary 31, 2023x
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Nunca Te Grabes Al Dormir

Historias de terror que comienzan con un cuento de fantasmas y terminan con una experiencia en un cementerio. Encuentra nuestros otros shows en Scary.fm y a Edwin en Edwin.fm Scary Plus es nuestra membresía con episodios sin anuncios y contenido extra. Puedes probarlo gratis para apoyar a nuestros programas. Traducción y edición de sonido por Cristina Lumague. Historias escritas por Edwin Covarrubias.
Bienvenidos a historia de terror. Tú sabes quién te visita. Cuando duermes tengo una historia sobre eso y varias más en este episodio. Mi nombre es Edwin y te voy a contar una historia de terror. Nunca te grabes. Al dormir temo que me he metido en algo que no mucha gente ha vivido. Tengo que pagar mi celular y wi fi por la noche mientras duermo después del incidente más extraño que ocurrió hace unos seis meses, simplemente nunca sabes quién está escuchando. Tal vez no quieras saber lo que no puedes oír. Hay una aplicación para el iPhone que puede informarte sobre la calidad de tu sueño. Creo que también se puede integrar con tu Apple Wash, pero no tengo uno, así que solo uso la aplicación en el celular y confío en la información que recopila. Todo estaba bien y estaba rastreando mi patrón de dormir hasta que noté que la aplicación solicitaba acceso a mi micrófono. Se me hizo muy raro, pero luego la aplicación explicó que no guarda las grabaciones y no las envía a ningún lado, así que acepté y me dormí. En la mañana había una nueva notificación que decía que roncaba y tuve la curiosidad de revisarlos. Efectivamente, ahí estaba yo a la una y veinte de la mañana. Cuando escuché algunos ronquidos. Yo no sabía que roncaba, pero era bueno saberlo. Hay algo que da miedo en escucharte a ti mismo mientras duermes seguí con la aplicación como de costumbre. Normalmente tienes que configurarlo justo antes de irte a dormir te despierta con una alarma a la hora óptima, supuestamente para evitar de que te despiertes cansado. Una mañana me desperté más temprano que de costumbre mucho antes. En realidad, a las cuatro y cuarenta y cinco de la mañana no me sentía cansado, así que fui al baño. Luego tomé un trago de agua y regresé a mi cama. Todavía estaba oscuro afuera. Fue entonces cuando noté que la aplicación tenía varias grabaciones captadas durante la noche más ronquidos. Curioso. Hice click en el primero a las dos y catorce de la mañana y ahí estaba respirando fuerte. Pero entonces escuché un grito ahogado. No podía creerlo, así que escuché la grabación de quince segundos otra vez solo para escuchar otra voz. Ahí la voz era de una mujer que decía totalmente sola. Escuché el audio más de diez veces antes de pasar al segundo. Así no totalmente sola. Se seguía escuchando una y otra vez y la siguiente grabación decía lo mismo. Pero la última de las grabaciones fue lo que realmente me impactó. Estaba cantando. Era una canción de cuna se oía vieja, débil, le lejos como el viento. Hay una viejita que visita mis sueños. Empecé a escribir mis sueños después de buscar uno que tuve en un libro sobre los significados. Detrás de ellos. Recuerdo que conocí a una anciana que se me acercaba. Habría son monedero y me daba un dólar, a veces en monedas, a veces en billete, pero recuerdo siempre lo contaban el mismo sueño y era exactamente un dólar. Ocurría tan seguido que comencé a buscar el significado de las monedas. El significado del dinero y el significado de las personas mayores en mis sueños mencionaron positividad y sabiduría, pero seguramente no se sintió así. La viejita no tenía ojos, ni dientes, ni su mano morada y sus venas negras estaban frías como el hielo cuando ponía el dinero en mi mano y me cerraban un puño. Ese sentimiento todavía me da escalofríos. Cuando se lo conté a mi amiga, me dijo que debería empezar a escribirlos, a lo que respondí que no serviría de nada, ya que olvidaría la mayor parte del sueño. En la mañana, ella me convenció de intentarlo de todos modos, así que agarró un cuaderro de papel barato y lo puse al lado de mi cama. Me quedé dormido escuchando el ventilador de mi ventana. Desperté de repente con el ruido de los carros y las bocinas todavía en mi cabeza, mientras los sueños se desvanecían lentamente. Cuando escribí la siguiente entrada, mi taxista me dejó para recoger unas flores para su hermano muerto. No pude decir que no a la parada, a pesar de que tenía prisa. Me dio un billete de veinte y me pidió que los recogieran. La florería. No se estacionó la viejita me dio el cambio era un dólar. Llegué a mi departamento y él se fue al cementerio. Quién sabía que podía recordar estas cosas es como otro mundo que no tiene sentido. Esa segunda mañana escribí una entrada más corta. Estoy sentado esperando a mi mamá Lavandería jugando con una pistola de juguete que dispara a un tipo de liga se rompe y yo estaba tratando de arreglarla. La viejita viene y me dice bueno, tú eres un buen niño, me da un dólar y me cierra la mano. Otra mujer entra gritando frenéticamente. Su bebé fue sacado de su carro y ella estaba en pánico y bueno así seguía escribiendo todas las mañanas, a veces en la oscuridad, escribiendo lo más rápido posible antes de olvidar cuál era el sueño. Y sí, la viejita siempre estaba ahí. Después de aproximadamente un mes noté que los sueños tenían personajes recurrentes. A veces la mujer que gritaba por su bebé se cruzaba conmigo cuando salía al trabajo, o el mismo taxista me recogía de una reunión. A veces. Entonces yo entraba en la misma florería, pero en una ciudad que yo no reconocía incluso en algunos de los sueños más extraños con escenarios imposibles o con mis padres llevándome a algún lugar. Cuando era niño, yo notaba los mismos lugares. Mis entradas se volvieron más detalladas a veces de dos o tres páginas. Me acostumbré a grabaros en mi celular y luego a pasarlos al papel de inmediato. Me obsesioné. Estos sueños estaban tratando de decirme algo de este lugar que no conocía. Mi amigo sugiere que deje de escribir. Siempre que veo un taxi amarillo, busco la cara del conductor para ver si lo reconozco, pero no puedo dejar de escribir la ciudad rara de mis sueños. Ahora me resulta conocida y ahora sé los nombres de las calles. Veo a los mismos repartidores y a la misma viejita u U una y otra vez me temo que he creado un mundo diferente. Cuando duermo como si estuviera viviendo en la vida de otra persona, dónde está este lugar y quiénes son esas personas, qué buscan. Mi amigo muerto sigue en Facebook. Una noche mientras estaba sentado en mi carro vi que muchos de mis amigos estaban comentando en el muro de Facebook de mi amigo Francisco diciendo cosas como que en paz descanse y palabras de despedida. Mi amigo estaba muerto. No logré dejar un comentario en su muro, pero si envía mensajes y varios de ellos a su mamá y a su hermano. Mis mejores amigos se han acercado a mí para pasar el rato y hablar, pero no estoy listo. Se suponía que me reuniría con él ese mismo día. Se suponía que íbamos a ir a alguna parte, pero noté por quedarme en casa solo no sé, simplemente no quería salir. Me sentía cansado y me dolía la cabeza tratando de encontrar una excusa para no ir. Y ahora, mirando la última conversación que tuve con él, solo veo su ya está bien. Enviaré un texto más tarde y ese fue su último mensaje para mí y vamos a ir a ver a la nueva cafetería cerca de nuestra escuela secundaria. Estaban organizando una noche de micrófono abierto. Se suponía que iba a ser una noche buena, pero en cambio llamó a uno de sus otros amigos. Tuvo un accidente automovilístico y murió. Dos noches después de su fallecimiento comenzaron los hechos. Mi teléfono sonaba a las tres de la mañana una llamada de un número muy largo. Contesté las primeras veces, pero todo lo que podía escuchar era estática. Una vez que dejé de responder, comencé a recibir mensajes de texto, esos números similares, pero con caracteres de texto mezclados, como el tipo que ves en un archivo de computadora corrupto. Esto continuó por tres semanas antes de que las cosas se pusieran más aterradoras. Una noche sentí que alguien me jaló de la manga. Escuché que susurraban mi nombre mientras yo intentaba dormir y de ahí mi teléfono comenzó a sonar. Una vez más, todo sucedió tan rápido. Pensé que yo aún estaba dormido medio despierto. Respondí y escuché que susurraban mi nombre. Recuerdo haber pensado que esto debe ser algún tipo de broma. Cuando colgué, mantuve los ojos abiertos hacia el techo apenas iluminados por la luz que entraba por la ventana. Cuando escuché el suave sonido de una llamada. Ese mismo sonido que se escucha cuando eres tú quien llama a alguien estás esperando a que conteste. Yo estaba marcando número por accidente. Alcancé a ver el nombre ahí y decía que él estaba llamando a Francisco. Sin pensarlo toqué el botón para ver mi historial de llamadas. Me sorprendió ver que tenía dos llamadas con él en los últimos cinco minutos, uno saliente que fue marcado accidentalmente y uno entrante que aparentemente había respondido antes una llamada de catorce segundos en el que susurró mi nombre. Abrí mi aplicación de Facebook messen Gerry toqué su nombre. Me quedé mirando nuestra última conversación. Ahí estábamos hablando de una chica con la que él estaba saliendo. Su último mensaje en la APP fue de que decía que yo tenía razón y que no iba a devolverle la llamada. Pero entonces aparecieron tres puntos. Francisco Rodríguez está escribiendo, luego se detuvo, luego volvió a escribir. Yo dejé el celular y encendí las luces. Yo quería que él enviara el mensaje, pero nunca llegó. Francisco lo siento, amigo, quería que supiera que lo iba a extrañar, aunque nunca nos lo dijimos. Nunca él dejó de escribir. Francisco, te extrañaré, amigo, te descanses en paz, escribí y presioné enviar. Desde entonces no me han despertado más llamadas o mensajes. La siguiente historia se llama Vete del cementerio y continuará después de esto. Quédate con nosotros, mis compañeros de escuela, finalmente me preguntaron dónde trabajo. Creo que todos se preguntaban esto porque mis pantalones siempre estaban sucios o porque a veces llegaba a su dada a clases o porque llegaba con cosas raras para sujetar mi pelo en una cola desordenada trabajo al final de la calle. En realidad hay un cementerio ahí. Mi trabajo es cavar, a veces a mano con pala y a veces con máquina. El trabajo es simple. Obtenemos la ubicación del lugar y cavamos una tumba del tamaño estándar o de tamaño infantil o una extra grande o doble. La tierra siempre es blanda y negra y he perdido algo de peso desde que empecé a trabajar ahí. En realidad es un buen ejercicio. Nunca he estado ahí para un entierro real, pero sí he estado ahí con los familiares afligidos que se entran a escondidas hasta altas horas de la noche, a veces mientras yo estoy cavando. Tenemos un equipo de dos o tres personas y tenemos estas luces potentes y brillantes, pero es que funcionan con generadores cuando se oscurece. Sin embargo, la mayor parte del tiempo tenía que estar ahí temprano en la mañana antes del amanecer una noche. Un compañero de trabajo me advirtió sobre un hombre mayor no que estaba sentado junto a un árbol y había estado ahí toda la noche. Al parecer, su esposa acababa de morir. Le pidieron que se fuera, pero se negó. Dijeron que no parecía peligroso, pero que mantuviera mi teléfono conmigo en caso de que necesitara algo. La caseta de los guardias de seguridad estaba ubicada en la entrada y hacían sus rondas cada dos horas más o menos. Sé que se la saltaban algunos, pero nunca hubo problemas importantes ubicación en la sección. P cuatro ya era hora de comenzar. Arrastré al generador hasta el pie de la colina y lo puse en marcha y me puse a trabajar esa primera instancia. Cuando tu pala golpea al suelo, siempre era la más difícil. Significaba que todavía tenía un largo camino por recorrer. Entonces necesitaba prender otro generador antes de que por fin terminara mi turno. Pero era mejor no pensar en eso. A veces estaba a mitad de camino. Cuando miré hacia el árbol en el lado izquierdo de la colina y efectivamente, pude ver la figura de un hombre sentado con un sombrero que le cubría la cara. Yo seguí escarbando, pero después de unos minutos volví a mirar a la izquierda para mirar el árbol. Yo quería asegurarme de que no iba a aparecer detrás de mí. O no sé llámalo paranoia, pero los humanos podemos tener malas intenciones. A veces los muertos están muertos. Ellos no me molestan. Terminé y miré mi lista para la siguiente trama. Sección p nueve, número siete, justo en el camino. Afortunadamente, estaba lo suficientemente cerca como para no tener que mover las luces, sino girarlas un poco hacia la izquierda. Esta vez no traje mi el ndo voz de Blue Tooth y aunque mi celular estaba todo volumen el campo vacío de los muertos, parecía amortiguar mi música en ese trabajo. No nos permitían usar audífonos. Miré hacia arriba y con la luz que ahora brillaba hacia el árbol, obtuve una vista más clara del hombre. La luz no parecía molestarlo. Tampoco mi música lo molestaba. Aparentemente. Yo le di la espalda al árbol y comencé a acabar, pero no me sentía cómoda, así que me di la vuelta hacia el otro lado. Y tampoco me sentía cómoda así mirando hacia el árbol y el hombre. Pero mientras estaba ahí parada decidiendo qué hacer, sentía que alguien tocaba mi hombro. Entonces me di la vuelta. Nadie estaba ahí. Miré hacia el árbol, pero el hombre todavía seguía ahí. Lo volví a sentir. Fue más duro esta vez y me dolió un poco rápidamente. Me di la vuelta de nuevo, pero no había nadie ahí. Tomé mi teléfono y llamé a la cabina de seguridad. Sí, qué sucede. Algo raro está pasando, qué un fantasma respondieron burlándose a mí. No me parecía divertido, pero como no respondí y me dijeron iré enseguida dónde estás, le dije y colgué. Dejé mi pala y comencé a caminar hacia la instalación de luces. Un poco más adelante en el camino caminé dos pasos y sentí que alguien me jaló mi pelo. Yo grité, traté de darme la vuelta y golpear y patear a lo que fuera que estaba detrás de mí, tratando desesperadamente de escapar, pero no había nadie ahí. Yo empecé a correr el sudor frío goteaba por mi frente y mi pelo ahora totalmente deshecho, pegado a mi cuello pasé las luces y bajé por el camino con la esperanza de encontrarme con el guardia, pero no estaba ahí. Yo llegué hasta la cabina de seguridad, pero el carrito del guardia no estaba. La puerta estaba cerrada. Estaba planeando correr todo el camino hacia el estacionamiento, preguntándome cómo iba a explicar lo que acababa de pasar. Cuando vi a los pequeños faros del Guardia de seguridad acercándose podía oírlo hablar en voz alta. En su teléfono. Le estaba hablando con la policía local. Resulta que él dio la vuelta en la loma hacia donde yo le dije que estaba, pero no me pudo encontrar. Se bajó de su carrito para preguntarle al hombre del árbol si había visto, pero el hombre no respondió. Se acercó repitiendo su pregunta aún más fuerte, pero el hombre no se movía. Como un último intento, el guardia se acercó al señor y le tocó el hombro. El hombre se derrumbó, se fue hacia el lado. Él estaba muerto. Creo que estuvo muerto todo ese tiempo. No pensé mucho en los eventos de esa noche hasta que me acerqué al árbol con uno de mis compañeros de trabajo. Unos días después. Tal vez no había ido ahí porque no quería asustarme, pero ellos no podían creerlo y caminamos para ver la escena mientras les contaba mi historia de esa noche. Entonces algo me llamó la atención. En la base de ese árbol había algo mío. Era una pulsera de plástico amarilla. Era la que yo usaba. Era la que yo estaba usando para sostener mi cabello esa noche que me asustaron. Historia de terror es parte de la colección de podcast de Scary Fm. No olvides dejarle cinco estrellas en la aplicación de podcast que estás usando ahora. También nos puedes seguir para no perderte de la siguiente historia. Para ponerte en contacto, puedes encontrarme en instagram o en Facebook. Dejaré la información en la descripción de este episodio. Muchas gracias por escuchar mis historias. Nos vemos